Ultimamente he vuelto a recuperar el hábito de ir al cine. En ocasiones este hobby me sirve para desconectar del día a día y sumergirme en historias entretenidas, sin más objetivo que pasar un rato agradable. En otras ocasiones, las que más disfruto, intento ver películas que me aporten algo, que me hagan pensar y de las que pueda aprender.
El viernes se estreno en España «127 horas» ,del afamado director Danny Boyle, que cuenta la historia real que Aron Ralston vivió en 2003, cuando su brazo quedó atrapado por una roca mientras realizaba descensos de barrancos en Blue John Canyon (Utah) y tuvo que amputarse el brazo para salir con vida.
Conocí la historia y el libro «Between a rock and hard place» cuando la película se estreno en USA y Aron estaba dando charlas a escolares norteamericanos sobre su increíble historia de superación. La historia de Aron me ha dejado varias ideas que quería compartir con vosotros:
La pasión como forma de vida: desde hace tiempo mantengo una gran admiración por las personas que encuentran en su pasión una forma de vida: montañeros, bikers, surferos, runners…En otras entradas ya hemos hablado de lo importante que es vivir en sintonía con nuestras pasiones. De alguna manera, más o menos intensa, tenemos que mantener viva la llama de la pasión. Aron dejó su trabajo como ingeniero en Intel para poder dedicarse a su pasión. Tras el accidente, Aron ha seguido practicando el montañismo, la escalada, el ski, etc. Vivamos unido a nuestras pasiones, seremos mucho más felices.
La importancia de las personas que queremos: en los casi cinco días que Aron pasó «atado» a la roca, se dio cuenta de lo mucho que necesitaba a su entorno y cómo los había ido apartando de su lado. El tiempo que había dejado pasar sin disfrutar de sus padres, de su hermana y las personas que había dejado marchar. Nuestra familia, nuestros amigos, nuestro entorno es imprescindible para nuestra realización. Necesitamos estar con ellos, compartir con ellos. Eso no significa que debamos abandonar nuestra autonomía, nuestra independencia. Es más, es necesario tener esa vida propia pero nunca apartando a nuestros soportes.
El poder del ser humano: una situación como la que tuvo que vivir Aron nos demuestra lo poderoso que es el ser humano. Probablemente algunas personas pensarán que ellos nunca lo podrían haber hecho. Es probable, pero no porque realmente no puedan, sino porque piensan que no pueden. Espero que nadie tenga que pasar por una historia como la de Aron para saber cuán poderoso es.
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