Sonríe o muere

Hace un par de semanas en El País se hablaba del libro Sonríe o muere de Barbara Ehrenreich (Turner Publicaciones-2011) como símbolo de la crítica al pensamiento positivo. Tal y como señala la reseña del libro, alguien tenía que denunciar el pensamiento positivo, la psicología positiva y hasta la economía positiva, en definitiva, la trampa del pensamiento positivo. Tras leer el libro, mi valoración es que estoy de acuerdo en algunas cosas que se señalan y muy en desacuerdo con otras muchas. Creo que es un libro al que le sobra bastante contenido, y más desde un punto de vista europeo, dado que se habla mucho desde una visión norteamericana.

Si hoy escribo sobre el libro es por la sensación negativa que me ha dejado que la autora mezcle al coach (entrenador) con psicólogos, terapeutas, motivadores, gurus, consejeros, etc. Por ello, por si alguien lee el libro, quiero aclarar, desde mi punto de vista, los conceptos básicos del coaching:

1- Coach: el coach no es un psicólogo, ni motivador, ni consejero. El coach es un acompañante del coachee (cliente) en el proceso de coaching para alcanzar el objetivo fijado por el propio cliente. La persona que quiera contratar un coach tendrá que contrastar el perfil de ese coach en la primera sesión. Al igual que el cliente debe rellenar una ficha de cliente, el cliente debe pedir referencias al coach sobre su curriculum. En este sentido el coach debe explicar claramente a su posible cliente en qué consiste el proceso, concretando el contrato y las obligaciones y derechos de cada una de las partes.

2- Coachee (cliente): el coach trabaja con un cliente sano (cliente, no paciente) que quiere conseguir un objetivo en algún ámbito de su vida (personal o profesional) y que para ello busca el acompañamiento de un coach. En cuanto un coach detecte una posible patología en el cliente debe derivar el tema al profesional correspondiente. El coachee tampoco debe acudir al proceso de coaching en busca de milagros, ni de gurus, ni debe buscar en el coach a su motivador. El coach será su mayor fan, su mayor seguidor, pero la motivación tiene que partir del propio cliente, él tiene que buscar la motivación para alcanzar el objetivo que va a definir. Por último creo firmemente, sobre todo en el coaching ejecutivo o de empresa, que el proceso debe ser voluntario. Un proceso de coaching obligado por o el jefe o por la empresa comenzará viciado y aunque pueda reconducirse, no es el inicio idóneo.

3-Objetivo: el coaching no es un proceso milagroso tras el cual el cliente se convertirá en millonario, ni perderá 30 kilos, ni encontrará un trabajo con un sueldo altísimo, ni será la forma de encontrar pareja… El proceso de coaching se basa en que el coach ayude al coachee a través de preguntas y propuesta de ejercicios a que defina un objetivo. En el proceso, el cliente determinará la meta a alcanzar, la realidad de la que parte el cliente para alcanzar la meta, las opciones de las que dispone para alcanzar la meta y finalmente definir cuándo se va realizar, qué herramientas va a utilizar y la voluntad para lograrlo. Un buen objetivo debe ser específico, es decir claro; medible para poder determinar si se ha alcanzado o no y sobre todo realista, es decir, que sea un objetivo motivador, desafiante, pero que sea alcanzable y que depende de uno mismo y no de elementos externos.

Por otro lado, y ante la crítica frontal al pensamiento positivo, recojo como respuesta a algunos comentarios del libro, las siguientes afirmaciones:

– SI a las PERSONAS POSITIVAS: personas positivas y también realistas; personas que ven la botella medio llena, personas que ante los retos ven oportunidades, personas que buscan la solución a los problemas y no se enredan en buscar culpables o los motivos del mismo, personas que no huyen del dolor por el cambio y que salen de su zona de confort para seguir avanzando.

– SI al TRABAJO Y LA CONSTANCIA: como claves para alcanzar el éxito. El éxito no se consigue ni con la ley de la atracción, ni con simples visualizaciones. Yo no creo en El Secreto, creo que las cosas se consiguen con formación, trabajo, esfuerzo y tiempo. El éxito se basa principalmente en el trabajo y la constancia. Para ello se pueden usar herramientas como el coaching pero siempre como complemento al día a día. Desde el sofa no se mueve nuestro mundo.

– SI al PODER DEL TRABAJO MENTAL: hasta hace poco Novac Djokovic no podía enfrentarse a jugadores como Federer o Nadal a pesar de tener un nivel tenísitico similar y una preparación física de alto nivel. Como el mismo ha reconocido, la clave ha sido trabajar su mente. Nada hubiera sido posible sin su nivel tenístico y su trabajo constante pero tampoco sin su trabajo mental.

– SI a los MENSAJES MOTIVADORES, de manera mesurada, puntual y realista. Los mensajes motivadores tienen un poder muy importante si se sabe cuando utilizarlos y se mezcla con los demás factores que estamos citando. El Barcelona de Guardiola no ganó la Copa de Europa en Roma por el vídeo motivador de Gladiator. Detrás había trabajo, constancia y talento pero ese mensaje fue un complemento para preparar el partido.

– SI al poder de la VISUALIZACIÓN: la visualización por si misma no servirá para alcanzar nada. No vale de nada imaginarse a uno mismo en una auditorio ante 100 personas dando una conferencia si esa ponencia no se ha preparado, trabajado y ensayado. No sirve de nada visualizarse corriendo una marathon si antes no se ha entrenado. La visualización es una herramienta más que nos ayuda a estar preparados, y preparar la mente, ante situaciones importantes.