Esta semana se está disputando el Master 1000 de Cincinnati o, como podríamos llamarlo (tomando prestada la expresión de un comentarista de Teledeporte) El diván de Cincinnati. En este blog ya hemos tratado varias veces sobre el poder de la mente en el tenis refiriéndonos a Rafa Nadal, Roger Federer o Novac Djokovic.
El primer partido del torneo que vi el pasado lunes fue el que enfrentó a Feliciano Lopez y Juan Carlos Ferrero. Aunque los pronósticos daban como favorito bastante claro a Feliciano, Ferrero se llevó el primer set. El segundo cayó del lado de Feliciano y al comienzo del tercer set le rompió el servicio a Ferrero, lo que desquició al ex número uno Ferrero, con rotura de raqueta incluida. En ese momento, entre el final del segundo set y el inicio del tercer set, Ferrero comenzó su particular deriva hacía el abismo. Además de romper la raqueta, y ante la rotura de servicio comentada, la actitud de Ferrero fue de apatía, desesperación y de derrotismo (incluso con posibilidad de romper el servicio de Feliciano) ¿Qué mensaje mandas al rival con esa actitud? Como comentaba Vivi Ruano, si Ferrero estuviera viendo el partido desde su casa, no entendería esa actitud. Seguro que ese estado de ánimo no es el resultado de ese único partido, que tiene otros motivos pero sorprende de Juan Carlos ese comportamiento. Ferrero perdió dos partidos, el externo contra Feliciano López y el interno contra su «yo» interno. Además de estas derrotas, también pensé en la imagen que estaba dando Ferrero ante tenistas jóvenes que pudieran estar viendo el partido. Esas actitudes se contagian porque si un profesional las hace parecen justificadas. Creo que Juan Carlos Ferrero necesita unas cuantas sesiones en el diván.
En la jornada de ayer, le tocó a Fernando Verdasco pedir nueva cita con el diván. Jugaba contra Rafa Nadal y Verdasco, tiró el partido ante un Nadal, que además de tener dos dedos quemados, se mostraba lento de piernas y sin esa fuerza que tanto le caracteriza. Tras un primer set en el que desperdició todas las ventajas, el segundo set fue una clara muestra de la necesidad del paso por el diván de Verdasco, con un break arriba y la posibilidad de sacar para ganar el set. Como señalaban los comentaristas, Verdasco tiene un talento descomunal. En los entrenamientos te mete 40 primeros saques a unas velocidades bestiales pero luego en el partido no lo consigue. ¿Dónde está la clave? Evidentemente en su cabeza.
Estos son dos ejemplos del diván de Cincinnati que espera a futuros clientes: puede que el propio Nadal ( que tras caer en primera ronda en Montreal, ayer pasó con muchísimos apuros) o Murray (que viene de caer en primera ronda en Montreal) o, tal vez, Federer (en segunda ronda en Montreal) Veremos cómo están esas inestables fuerzas mentales. El que parece que no tiene intención de pasar por el diván es Djokovic que en su día ya trató sus problemas y, según nos demuestra día a día, están más que resueltos.
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