Contaba Eduardo Rodrigálvarez en un artículo de El País que Don Santiago Bernabéu acudió a un entrenamiento a ver jugar a un extremo que destacaba mucho. Al llegar preguntó por el hombre que estaba apoyado en la barandilla siguiendo el entrenamiento. Cuando le dijeron que era el padre del chico, respondió «No me interesan juveniles con padre».
El otro día charlando con un responsable de deportes de un colegio, me contaba varias historias de padres y alumnos que se habían enfrascado en diferentes trifulcas en partidos en edad escolar de fútbol y baloncesto. En una de ellas, el padre de uno de los niños había bajado al campo a agredir al entrenador del equipo contrario. Estas historias coincidieron en el tiempo con un preocupante estudio del Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno Vasco, en el que un 27% de las personas encuestadas afirmaban haber asistido a competiciones deportivas escolares en las que se han dado agresiones verbales y un 22% dice haber asistido a agresiones verbales entre el público. Otro estudio realizado por la Diputación de Bizkaia señalaba que en el 15% de los partidos disputados se habían producido actos de violencia.
Por mucho que intentemos buscar un sentido a estas situaciones, es imposible encontrar una explicación razonable. Lo que más puede preocuparnos no es la propia actitud de los padres, que ya de por sí es deleznable, si no la educación y los valores que están trasmitiendo a los más pequeños. Ya hemos comentado en más de una ocasión el cuidado que deberían tener los deportistas, como referentes sociales, en sus comportamientos, ¡ni que decir tiene los de los padres!
En el muro de Facebook de Xavier García Pujades, (podéis seguirle en www.xaviergarcia.com ) encontré la frase que traigo a este post «Si quiere un campeón en la familia, entrénese…mientras tanto, deje que su hijo juegue feliz!» Esta frase debería de estar presente en la cabeza de cada padre y madre de los niños que empiezan a practicar cualquier deporte.
Una verdad como un templo. Hoy vengo yo de un partido donde jugaban los padres y no los hijos.
Saludos.