La lectura de este mes es el libro de Álvaro González-Alorda «El Talking Manager» (Alienta Editorial 2011) sobre como dirigir personas a través de conversaciones. El libro además cuenta con el prólogo y el epílogo de dos expertos como Santiago Álvarez de Mon y Juan Carlos Cubeiro, y tiene la posibilidad de hacer la lectura en español y en inglés. Tal y como señala el autor en el primer capítulo es un libro que puede ser leído en dos horas pero no por ello falto de contenido, muy al contrario.
Además de algunas referencias a la tendencia que tenemos a sustituir las conversaciones por e-mails (que obviamente algunas veces es muy útil) y a la falta de la cercanía en las relaciones personales, creo que lo más destacable del libro es que hay 2 variables que determinan notablemente el impacto de las conversaciones: la fuerza de la argumentación y el grado de empatía, como se recoge en el libro: » la argumentación tiene que ver principalmente con qué se dice y cómo se diseña el mensaje, y la empatía con quién conversa y cómo es su actitud». A partir de cruzar estas dos variables se muestran 4 posibles efectos de la conversación: desgaste (argumentación baja y empatía baja) ; rechazo (argumentación alta y empatía baja); calentón (argumentación baja y empatía alta); inspiración (argumentación alta y empatía baja)
En esta doble variable, Álvaro nos traslada claves para mejorar tanto la argumentación, como la empatía. De este doble capítulo de las claves de mejora me quedo con que, en términos generales, el impacto de una conversación depende más de la empatía que de la calidad de la argumentación. La empatía es una variable que nos exige un mayor trabajo personal y una mayor reflexión interna, por eso considero que nos resulta más compleja de abordar y siempre la posponemos para otro momento. Aunque la variable de la argumentación también puede tener un trabajo personal, por ejemplo cuando se rebate algún punto de esa argumentación, en su mayor parte es un trabajo más técnico-teórico.
Como conclusión me quedaría con que las conversaciones nos abren o cierran caminos y que en demasiadas ocasiones nos quedamos con una conversación pendiente. Hay conversaciones que nos darían respuesta a nuestros embrollos mentales que además van haciendo la pelota más y más grande, cuando una simple conversación nos desatascaría esa situación. Solemos tener miedo al resultado de las conversación difíciles y nos somos conscientes que el no resolver la situación es mucho más contraproducente que el peor resultado de la conversación.
¿Tienes alguna conversación pendiente?
Varias Gorka, varias…:-)
Me ha gustado especialmente este último post tuyo…es didáctico y comparto tu enfoque. Lo de la empatía me parece esencial! …sin ella, estamos condenados a no entendernos. Sobran ejemplos.
Abrazo
Como siempre, gracias amigo!!
Creo que casi todos tenemos conversaciones pendientes. Espero que este post sirva para que reflexionemos sobre ellas. Seguro que si damos el paso de tenerlas, todo será mucho mejor.
Un abrazo.