A comienzo del presente año, en febrero concretamente, escribí la primera parte de esta entrada que me atreví a llamar «Avanzando en 2012» en la que contaba que me había fijado como meta avanzar y desarrollar mi parte profesional como coach. Cuando hablamos de avanzar en cualquier campo, siempre he considero que una parte fundamental del avance se debe a nosotros mismos y otro parte, dependiente del primer factor, se debe a condicionantes exteriores. Si bien es cierto que, como conté en una segunda entrada «Avanzando en 2012 (II)«, en mi caso el principal impulso de ponerme en marcha llegó por una propuesta-reto de otra persona que finalmente no se concretó. En cualquier caso, me ayudo a ponerme en marcha, a preparar un dossier de presentación de servicios y a buscar una oficina para poder desempeñar mi labor como coach.
Ahora, tengo dos coachees con los que ya trabajo, además de otro más con el que empiezo este próximo lunes, los tres jugadores de fútbol, y un proyecto de coaching deportivo muy ilusionante en el que me han propuesto participar. De cara a futuro, además de concretarse el proyecto comentado, tengo mucha ilusión por poder trabajar con tenistas o golfistas, por ser el origen propio del coaching moderno, y por ser deportes más individuales en su ejecución. Estoy seguro que en algún momento llegará esta oportunidad.
Por compartir mi experiencia en estos meses, he descubierto que el coach debe sobre todo ser consciente de su influencia en el proceso de coaching y en el propio coachee. Cuando el proceso va bien no debe sentirse más responsable de lo que en realidad es y sí debe incidir mucho en la responsabilidad del cliente, y, viceversa, cuando los objetivos en el proceso no se están consiguiendo el coachee debe ser consciente de, hasta donde llega su responsabilidad. Creo que este apartado, muchas veces se olvida en las formaciones, es fundamental, ya que de otra manera el propio resultado del proceso puede arrastrar al coach y en los inicios de una carrera profesional más si cabe.
Y por otro lado, un tema del que he venido escribiendo, es la proliferación del coaching. Considero muy positivo que el coaching cada día esté más presente como profesión en cualquier área y que haya más oferta de profesionales, en función de que la demanda también está creciendo. Al final, como en cualquier área de trabajo, lo que nos diferenciará será nuestro valor añadido y en eso, los clientes serán los que de verdad nos valoren a cada uno de nosotros. Lo único con lo que he venido siendo crítico, y seguiré siendo crítico, es con la banalización del coaching, especialmente por los realities de la televisión, ahí sí que creo que no se está ayudando a esta profesión tan maravillosa. Pero esta es mi opinión, seguro que otro piensan de otro manera.
Quiero aprovechar este post para agradecer a todos los que seguís el blog y a los que me venís siguiendo, apoyando y animando en este camino del coaching. Muchas gracias.
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