Recientemente un jugador de fútbol me contaba que cuando a mitad de semana se veía fuera del equipo titular, prácticamente, se desactivaba y su intensidad bajaba sustancialmente. Entendía que por mucho que se esforzara en los entrenamientos que quedaban el resultado iba a ser el mismo: la suplencia. Para que pudiera ver el poder de la perseverancia contra la resignación, le puse como ejemplo la historia que Edurne Pasaban nos contó en la jornada «Equipos de Alto Rendimiento» celebrada en ADEGI el mes pasado.
Como muchos recordareis, en el reto de Edurne por ser la primera mujer en ascender las 14 montañas de ocho mil metros, apareció la montañera coreana Oh Eun Sun con un gran equipo y con un país apoyándole para convertirse en la principal aspirante a conseguir el reto de Edurne. Así, cuando Edurne y su equipo estaban en el campo base del Shisha Pangma, les llegó la noticia de que la coreana ya había finalizado la ascensión se las 14 montañas y que le hacía la primera mujer en conseguirlo. Edurne en ningún momento ocultó que su reto era ser la primera mujer en conseguirlo pero también estaba el objetivo de culminar el reto de ascenderlas, a pesar de no ser la primera. Sin embargo la noticia que había llegado desde el Annapurna había dejado muy tocado a todo el equipo, con, incluso, la duda de si merecía subir en ese momento el Shisha. Finalmente, ascendieron la última montaña, convirtiéndose Edurne, en ese momento, en la segunda mujer en coronar los 14 ocho miles. Edurne, a pesar de no ser la primer había conseguido un reto espectacular. Tiempo después, la federación coreana de montaña anunciaba que no daba por valida la ascensión de Oh al Kangchenjunga con lo que Edurne, desde ese momento, se convertía en la primera mujer en ascender los 14 ocho miles.
Si Edurne y su equipo, fruto de la resignación por no conseguir la meta de ser la primera mujer en subir los 14 ocho miles, hubieran decidido dejar para otro momento subir el Shisha, hubieran perdido la oportunidad de ser los primeros en hacerlo. Aquella perseverancia dio sus frutos. Lo mismo pasa con los futbolistas, si aunque crea que no va ser titular no sigue esforzándose y demostrando al entrenador que merece jugar más minutos, terminará por perder la oportunidad de conseguir su meta. ¡Qué ocurre si luego el entrenador cambia de opinión ¿o si el que iba a jugar se lesiona? La intensidad, la preparación para afrontar ese momento no sería la idónea y costaría mucho darle la vuelta. Y no solamente en el fútbol, si en el mundo empresarial, en nuestras empresas, no reconocen nuestro trabajo, no nos ascienden o no nos suben el salario y nuestra reacción es desactivarnos, estaremos caminando en el sentido contrario al que deseamos. Muchas veces es difícil encontrar el sentido al esfuerzo, a la constancia, cuando no recibimos refuerzos positivos, cuando no vemos resultados a corto plazo pero ese esfuerzo, la tenacidad, seguro que, tarde o temprano, terminará recibiendo el premio.
Aunque parezca algo obvio y sencillo, en la vida hay dos caminos, o sigues trabajando, intentándolo, siendo tenaz, perseverante, agrandando el círculo de influencia y luchas por tus metas o te resignas, protestas, echas la culpa a los demás, agrandas cada día tu círculos de preocupaciones y no te haces responsables de tu destino. ¿Tú cuál estás eligiendo?
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