Soy socio de la Real Sociedad desde hace más de 20 años, más o menos, y es desde hace un par de años cuando he dejado de asistir con asiduidad a Anoeta. Los motivos son varios: la necesidad de priorizar mi tiempo, los horarios de los partidos y poder verlos en televisión pero también porque los últimos partidos a los que he ido me han dejado un mal sabor de boca por varios socios que tengo a mi alrededor.
Uno no de los socios que tengo cerca, sin haber empezado el partido ya está insultando al arbitro, insulta lo que ve y lo que no ve, le da igual, y lo que más me sorprende es que viene acudiendo al estadio con su hijo, que ahora es más mayor pero que ha visto a su padre así desde muy pequeño. Detrás tengo otro que se pasa el partido metiéndose con el entrenador y con los jugadores, da igual lo que hagan, da igual que la Real esté jugando bien o mal, da igual que su entrenador, en su primera temporada, esté haciendo un magnifico trabajo, da igual. Y delante tengo otro que se pasa el partido levantándose y protestando por cada jugada con lo que siempre tengo dificultades para ver el partido. En una ocasión le dije que por favor se sentara, que no veía nada y, obviamente, su reacción fue negativa. Soy consciente, como solía decir el amigo Mourinho del Bernabeu, que ir a un estadio de fútbol no es in a un teatro, que el fútbol es pasión, sentimiento, pero también que el fútbol tiene otros valores que últimamente se están perdiendo. Supongo que habrá gente que piensa «pues cámbiate de sitio» pero no estoy seguro que sea cuestión de un cambio de sitio.
Esta reflexión se ha acrecentado por los comentarios que estoy viendo en las redes sociales tras el Real Sociedad-Barcelona de semifinales de Copa del Rey. Estoy leyendo barbaridades que realmente asustan. Desgraciadamente, el pasado miércoles a las 22.00 de la noche, no pude acudir al partido de vuelta de Copa pero tenía ilusión por ver este mismo partido en la competición de Liga dentro de un par de semanas, ganas que se me van quitando en la medida en que voy leyendo los insultos entre aficiones, y en la que me imagino ese escenario rodeado de mis «acompañantes» de partido.
Con esta reflexión no quiere decir que la afición de Anoeta sea toda igual, todo lo contrario, creo que será uno de los estadios más seguros para ir a ver un partido, y más como rival, y que además ha coincidido con un emocionante resurgimiento del sentimiento hacia la propia Real Sociedad pero sí que, en parte, se está perdiendo lo que era acudir a un estadio de fútbol. Recuerdo los primeros años de Anoeta rodeado de puros y de aficionados pasionales pero no de insultos y gritos despectivos continuos. Que conste que esta solamente es mi reflexión, es mi opinión, es mi experiencia.
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