Llevo unas tres temporadas trabajando con futbolistas con proyección de llegar al fútbol profesional. Poco a poco he podido ir viendo como algunos van debutando en categorías profesionales y poco a poco también estoy descubriendo la injusticia de muchísima gente, muchos supuestamente, aficionados entendidos.
Sinceramente, nunca había pensando en escribir un post de este tipo porque un jugador tiene que trabajar para adaptarse de la mejor manera al rol que le toque dentro del equipo, uno de los objetivos que más y mejor se pueden trabajar en un proceso de Coaching. Pero me rebelo contra los san benitos, los clichés, las descalificaciones personales, las críticas sin datos, la mera opinión sin contraste. No, no me parece justo. Como en todo hay filas y fobias, y si a Cristiano Ronaldo le pitan en el Bernabeu cualquier cosa puede pasar. Ahora vendrán los salvadores del aficionado tradicional para defender lo indefendible, que si el fútbol es así, que entra dentro de lo que es el fútbol…pues para mí no. Y como tengo esta vía para defender lo contrario, lo hago.
A cada uno de los jugadores con los que trabajo les intento acompañar en este difícil camino que es el deporte profesional y en este camino las críticas hay que respetarlas y aguantarlas pero para mi, como he dicho, las críticas injustas son puñaladas que atentan más contra la persona que contra el profesional. Y ahí levanto mi voz porque esos jugadores son ejemplos para mi, son personas que demuestran una valentía en enfrentarse a sus limitaciones, a su miedos y a sus obstáculos que la inmensa mayoría de los apoltronados aficionados no tienen, supuestos aficionados que se cagarían solo con enfrentarse a una ínfima parte a lo que se enfrentan estos fenómenos.
Yo os admiro, sois un grandísimo ejemplo. Seguid luchando por vuestros sueños a pesar de todos estos obstáculos. La mayor victoria la tenéis en vuestro propio esfuerzo, en vuestro propio sacrificio, en superaros a vosotros mismos, en no dejar de luchar por esos sueños que tanto deseáis. Esos que hoy os admiran y os aplauden, mañana os pueden criticar y los que hoy os menosprecian mañana os alabarán.
Por ello, en este camino me gusta recordar la frase del poema If de Rudyard Kipling que preside la entrada a la pista central de Wimbledon (foto)
If you can meet with Triumph and Disaster
And treat those two impostors just the same
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