«…Somos más similares a una bellota, que contiene en su interior todo el potencial para convertirse en un majestuoso roble. Necesitamos alimento, estímulo y luz para crecer, pero el roble ya se encuentra en nuestro interior» El símil de la bellota utilizado por Sir John Withmore es una de mis referencias tópicas a la hora de expresar mi visión más humanista del mundo en el que vivimos. ¡Dios, tenemos la capacidad de conseguir lo que nos propongamos! ¿Por qué nos cuesta tanto aceptarlo?
Y qué maravilloso es poder compartir el camino de las personas al descubrir este potencial. En demasiadas ocasiones se nos olvida que el potencial está en nuestro interior pero ojo, a base de mucho trabajo y mucha persistencia, que, en ocasiones, parece que cuando hablamos de poder conseguir lo que nos propongamos es a base de ilusiones mentales, poco esfuerzo y mucha palabrería.
Esta sensación de compartir el trayecto hacia el descubrimiento de la bellota de la vida es lo que estoy disfrutando con mi actual coachee, un diamante por pulir que está recuperando la confianza perdida a través de encontrar la fuerza en si mismo. Da igual que juegue el partido entero, media parte o 30 minutos porque se ha dado cuenta que esta decisión no está en sus manos pero sí el aprovechar el tiempo que le dan, el entrenar como si fuera a jugar un partido, en que cada partido es una oportunidad más para demostrar todo lo que vale… Es fantástico ver como jugando 30 minutos sale conténtisimo del partido. Estamos llegando al final del proceso y ha avanzado desde la primera vez que nos encontramos aunque ¡todavía lo que le queda! El próximo fin de semana tiene una verdadera prueba para demostrar si ha alcanzado su meta, si esos avances culminan en la meta. Yo estoy seguro que lo va a conseguir porque gran parte del camino ya lo tiene trabajado, ahora solamente le falta ese sprint final y luego seguir por ese camino que ya ha empezado.
El regalo que el coaching nos da a los coaches es poder compartir un proceso así con el coachee. Todo el mérito está en el coachee y nuestra suerte es poder disfrutar de estas transformaciones, de poder ver como la bellota se convierte en un majestuoso roble. ¡¡¡Gracias!!!
Ese símil se lo escuché yo a Carl Jung…..no será copiado, me temo que sí….pero bueno ya se sabe la originalidad es un manantial escaso, y los coaches viven de saber sacarle partido a lo ya existente.
Hola Victor,
gracias por pasarte por el blog y por dejar tu comentario.
Yo la primera vez que lo leí fue en el libro de Withmore así que no puedo confirmarte si es copiado a Carl Jung.
Respecto a la originalidad, incluso al talento, efectivamente es un bien que hay que buscar, descubrir cuidar y admirar. Hay un gran personaje al que admiro mucho que es Guardiola y que dice que él no es un inventor de nada (yo discrepo) que simplemente lleva a la práctica lo que otros han inventado. Pues bienvenido sea!!
Una de las principales virtudes de un buen coach es la escucha activa. Y en eso estamos escuchando lo que entendemos que puede servir para crecer personal y profesionalmente.
Un abrazo