Hay un río que surca por la mitad de la fábrica donde trabajo. Cada vez me que me detengo a observarlo me hipnotiza. Recuerdo la película Roma de Adolfo Aristarain en la que el padre le decía al hijo que el río tiene muchas utilidades pero que también sirve para llevarse todas las broncas, las desilusiones, para llervarse todo lo malo que a uno le pasa. Todo lo malo al río y la corriente se lo lleva.
A mi el río no solo me gusta por esa virtud, también me gusta porque me transmite calma, porque me gustan sus formas, a veces extrañas, a veces reconocibles, porque me gusta como acoge a los extraños que se posan en sus aguas. También, cuando se altera, me cautiva su bravura, su determinación e ímpetu por llegar a ninguna parte. Esa transformación como si tuviera vida propia, como si los acontecimientos no le pasaran inadvertidos. Pero lo que de verdad me fascina del río es su adaptación a esas circunstancias, a sus limites que aunque en ocasiones le hace revelarse, se termina adaptando. Aunque a veces consigue desbordarse como quejido por esos limites, regresa a su origen. Se vuelve a adaptar.
Adaptación es una de las competencias más importantes que creo debe tener cualquier persona, ya sea en su ámbito profesional o personal. En ocasiones se presupone como una debilidad, como una rendición ante la realidad pero adaptarse no es conformarse, no es aceptar el rol que te han asignado. Adaptarse es crecer desde la realidad, actuar desde esa posición, ser responsable desde la construcción. Para mi, la capacidad de adaptación es una de la mayores fortalezas que podemos tener.
El otro día viendo una serie, su protagonista decía que «las puertas que abrimos y cerramos cada día deciden las vidas que vivimos. La vida es una continua decisión y nunca sabemos si vamos acertar» Por ello adaptémonos a la vida que se nos presenta, tomemos decisiones sopesando bien las circunstancias que nos rodean, a riesgo de equivocarnos, porque no sabremos si vamos a acertar en el resultado pero seguro que sabremos si en nuestro interior, nuestro corazón late más deprisa. La decisión, al menos, nos dará la oportunidad de vivir la experiencia.
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