El pasado miércoles 8 de mayo, invitado por el Club Atlético Renteria (CAR), participé en la Semana CAR-MUGITU sobre Mujer, Deporte e Integración, que anualmente organiza el propio club. Mi intervención estaba ligada al Coaching Deportivo, y enfocada a la importancia de la visión como primer paso para conseguir las metas y objetivos que nos proponemos en el deporte, pero también en la vida personal y profesional (empresa)
Conocía con suficiente antelación la fecha de mi intervención para poder preparar la charla por lo que enfoqué bien lo que quería contar y cómo lo quería hacer. Una vez preparado este enfoque puse en práctica mi propio conocimiento y experiencia a la hora de preparar una charla así: ensayar la presentación las máximas veces posibles y entrenar mediante una técnica muy usada en el deporte, que además iba a mencionarla a lo largo de mi intervención: la visualización. La visualización es «una práctica imaginada en el que se imagina mentalmente movimientos, situaciones, conductas o estados emocionales, representándolos en la mente con los cinco sentidos» (David Llopis) Es una técnica muy usada en el ámbito deportivo, y que tiene un inmenso potencial en el ámbito empresarial a la hora de dar charlas, preparar reuniones, exponer presentaciones, entrevistas, etc. Dicho lo cual, es una herramienta que no hace milagros y que hay que practicar, practicar y practicar…
Visualicé una sala cerrada, pero con bastante luz, visualicé cómo quería estar, mi lenguaje corporal, mi tono de voz, mi respiración, la relación con los asistentes, mi movilidad por la sala…Visualicé la presentación con unas 30 personas y con algunas caras conocidas entre el público que me habían confirmado su presencia. Preparado.
Cuando llegué al Edificio Merkatuzar de Rentería, lugar donde se realizaban las jornadas, me encontré con que en la sala donde iba a impartir la charla, el contexto era algo diferentes: sala muy grande y abierta, menos luz de lo que yo había previsto y asistencia por debajo de mis expectativas. Golpe de realidad. Además, al comenzar la charla, al fondo de la sala había niños pequeños jugando lo que me hacía tener que elevar el tono de voz, lo que generaba bastante incomodidad. Con todo esto ¿sirvió para algo todo el trabajo previo de visualización? Sin duda, mi parte la tenía preparada y cómo quería estar lo tenía muy visualizado ¿El ver menos gente de la que esperaba me desmotivo? Tuve que adaptarme. No sería sincero si dijera que no me afectó, pero me recuperé ¿Cómo? Trabajando en mis pensamientos. “Lo primero, el Coaching Deportivo es mi pasión e independientemente de lo externo, quiero compartirlo” “Las personas que han venido a verme se merecen mi mejor versión” “Esta charla sirve para ir creciendo en este tipo de eventos” Muchas veces, en los procesos de coaching sale la creencia que estar preparado es no tener nervios, o no tener miedos, o no tener dudas, y, para mi, no es eso. Estar preparado, es tener capacidad y recursos para adaptarte a las circunstancias. Ser capaz de superar los miedos y los nervios, así que estaba listo. Y además tenía el apoyo de mi mujer, que vino a verme y se lo agradecí muchísimo. Además, me dio un gran feedback al finalizar la charla. Posteriormente, desde el club también me han transmitido que la charla estuvo muy bien, que fue amena y que había muy buenos comentarios.
Conclusión: crecí en mi competencia para dar charlas, utilicé la capacidad de adaptación, la visualización como herramienta, controlé mis emociones a través de mis pensamientos, me atreví a probar dinámicas nuevas y, lo más importante, disfruté de todo esto.
Quería compartir esta experiencia personal para que personas que tienen miedos o dudas a la hora de hablar en público o hacer presentaciones, sean conscientes que el primer paso es el trabajo, el segundo es el entrenamiento y el tercero es tener herramientas que puedan ayudar a la adaptación en esos momentos. A! ¡Y por último disfrutarlo!
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