Semana intensa y agotadora la que ha terminado hoy. Trabajo, sesiones de coaching, eventos, partidos que ver, estudiar para el Master, conversaciones enriquecedoras, escuchar y aprender…y mi preciosa familia…y llega el viernes a las 20.40 y toca correr. Sí, toca entrenar. Pereza de las verdaderas. Perezón. Cansancio de ese que te deja anclado en el sofá. Y tu cuerpo y tu menta se empiezan a poner de acuerdo «mañana mejor, hoy imposible, estoy agotado…» pero ¿mañana cuando? mañana también hay cosas para hacer, mañana también aparecerán las mismas excusas…Y click, solamente es un momento, son segundo, que hacen que tomes un camino u otro, tú decides ¿Cuál es tu motivación? ¿Pesa más la pereza o el motivo que te lleva a entrenar? Pantalón, camiseta y zapatillas y saliendo por la puerta. A los 10 minutos ya estoy feliz de haber vencido la pereza.
A los 2,5 km llego a la preciosa playa de Ondarreta (San Sebastián – Antiguo) y decido parar. Bajo a la playa desierta. Me acerco al mar. Me acerco a la orilla pero en mi cabeza siguen a todo tren los pensamientos: esto está pendiente, el lunes tengo muchos temas pendientes, hay que preparar las sesiones del domingo, mañana estoy con las niñas, en el Master tengo de plazo hasta mañana para entregar esto…Respiro hondo y el ritmo de las olas empieza a calmarme, estoy aquí, sigo el ritmo de las olas. El olor al salitre me transporta a los años en los que paseaba más a menudo por aquí, era / es mi guarida, donde puedes ver el horizonte y sentir que todo puede tener salida. La playa está a 5 minutos de casa de mis padres y me ayudaba a refugiarme en los momentos tristes y disfrutarla en los más felices. ¡Cómo me he reído cuando he recordado aquellos momentos en los que lo más trágico era que una chica no te devolviera una llamada! ¡benditos problemas olvidados! Han sido 5 minutos de estar presente, eso que ahora llamamos mindfulness. Estado presente desde el que he vuelto a mi adolescencia y mis primeros años de juventud. No necesito inventarme una guarida amigos de Vetusta, mi guarida sigue ahí tan preciosa como siempre.
Vuelta a rodar hacia casa. Más feliz. Hoy yo también me he vuelto a demostrar del poder de nuestra mente. Hoy también he dado un paso más.
¿Por qué será que me siento totalmente identificada? Sólo tendría que cambiar la localización de las escenas y ver reflejado uno de mis días. ¡Enhorabuena por el blog!
Hola Lore,
¡muchísimas gracias por pasarte por el blog y dejar el comentario!