A medida que he ido creciendo, mis proyectos soñados han ido
transformándose. Dejando a un lado los típicos ser futbolistas /tenista/jugador
de baloncesto, recuerdo que he tenido proyectos variados que ahora, desde la distancia, los miro con
ternura. El primero que recuerdo era el de tener un cine, eso de ver todas las
películas que quisiera y además cobrar por ello, molaba mucho. También hice un acercamiento muy breve al proyecto de ser escritor, es más, me presenté a un concurso literario de esos
que organizan las entidades bancarias. Fue hace mucho tiempo porque
recuerdo haber escrito mi cuento en máquina de escribir. Tengo grabada mi imagen caminando un día muy lluvioso por la parte de vieja de San Sebastián con las copias de mi cuento en la mano. Ese
fue mi mayor acercamiento a ser escritor. Mucho más tarde tuve la idea de crear un tipo Linkedin pero solamente dedicado a la
Formación Profesional, y fue previo a la red social se hiciera tan popular
(tengo testigos) pero en esta ocasión no encontré la formula. Y recuerdo con especial
cariño, mi idea de crear una revista de fútbol. Tendría unos 11 o 12 años.
Crecí leyendo Don Balón, que me encantaba, pero yo me imaginaba otro tipo de
revista. Incluso hice alguna intentona muy pobre con folios, cola, fotos de
otras revistas y periódicos deportivos y escribiendo a bolígrafo los artículos.
Ahí quedo mi intento.
transformándose. Dejando a un lado los típicos ser futbolistas /tenista/jugador
de baloncesto, recuerdo que he tenido proyectos variados que ahora, desde la distancia, los miro con
ternura. El primero que recuerdo era el de tener un cine, eso de ver todas las
películas que quisiera y además cobrar por ello, molaba mucho. También hice un acercamiento muy breve al proyecto de ser escritor, es más, me presenté a un concurso literario de esos
que organizan las entidades bancarias. Fue hace mucho tiempo porque
recuerdo haber escrito mi cuento en máquina de escribir. Tengo grabada mi imagen caminando un día muy lluvioso por la parte de vieja de San Sebastián con las copias de mi cuento en la mano. Ese
fue mi mayor acercamiento a ser escritor. Mucho más tarde tuve la idea de crear un tipo Linkedin pero solamente dedicado a la
Formación Profesional, y fue previo a la red social se hiciera tan popular
(tengo testigos) pero en esta ocasión no encontré la formula. Y recuerdo con especial
cariño, mi idea de crear una revista de fútbol. Tendría unos 11 o 12 años.
Crecí leyendo Don Balón, que me encantaba, pero yo me imaginaba otro tipo de
revista. Incluso hice alguna intentona muy pobre con folios, cola, fotos de
otras revistas y periódicos deportivos y escribiendo a bolígrafo los artículos.
Ahí quedo mi intento.
Todo esto viene a
que el otro día leía un artículo de Roberto Palomar criticando la calidad actual
del periodismo deportivo y ensalzando unos pocos profesionales y proyectos
dentro de este mundo. Y me hizo especial ilusión ver nombradas la Revista Líbero y la Revista Panenka. Dos excepcionales revistas de fútbol que han
mejorado sustancialmente mi proyecto de niño. Revistas que mezclan lo social y cultural con el fútbol, que no se someten a la inmediatez del mercado, ni a la noticia sin contenido, huyen de los chiringuitos televisivos, revistas que cuidan el buen gusto y la calidad sobre la cantidad, que hacen del fútbol algo exquisito, algo que saborear con delicadeza. Sería muy interesante que todos los clubes de fútbol, desde los profesionales a los aficionados, tuvieran una suscripción para que los jugadores pudieran leerlas. Ayudaría mucho al fútbol moderno.
En mi caso, he pensando más
de una vez suscribirme a ambas revistas pero la magia de bajar a la librería y
preguntar si ya las han recibido me tiene cautivado. Es un ritual personal y privado que
desemboca en tener la revista en mis manos, con esa textura y olor especial,
repleto de historias que quiero saborear con calma. Son revistas que me hacen estar conectado con el momento presente de la lectura. Es maravillosamente romántico que proyectos así tengan cabida y que sigan teniendo vida por mucho tiempo. Para mi, estos proyectos, demuestran que hay emprendedores que hacen nuestros sueños de juventud realidad y, a mi eso me parece pura vida. ¡Larga vida a estos emprendedores soñadores!
que el otro día leía un artículo de Roberto Palomar criticando la calidad actual
del periodismo deportivo y ensalzando unos pocos profesionales y proyectos
dentro de este mundo. Y me hizo especial ilusión ver nombradas la Revista Líbero y la Revista Panenka. Dos excepcionales revistas de fútbol que han
mejorado sustancialmente mi proyecto de niño. Revistas que mezclan lo social y cultural con el fútbol, que no se someten a la inmediatez del mercado, ni a la noticia sin contenido, huyen de los chiringuitos televisivos, revistas que cuidan el buen gusto y la calidad sobre la cantidad, que hacen del fútbol algo exquisito, algo que saborear con delicadeza. Sería muy interesante que todos los clubes de fútbol, desde los profesionales a los aficionados, tuvieran una suscripción para que los jugadores pudieran leerlas. Ayudaría mucho al fútbol moderno.
En mi caso, he pensando más
de una vez suscribirme a ambas revistas pero la magia de bajar a la librería y
preguntar si ya las han recibido me tiene cautivado. Es un ritual personal y privado que
desemboca en tener la revista en mis manos, con esa textura y olor especial,
repleto de historias que quiero saborear con calma. Son revistas que me hacen estar conectado con el momento presente de la lectura. Es maravillosamente romántico que proyectos así tengan cabida y que sigan teniendo vida por mucho tiempo. Para mi, estos proyectos, demuestran que hay emprendedores que hacen nuestros sueños de juventud realidad y, a mi eso me parece pura vida. ¡Larga vida a estos emprendedores soñadores!
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