El jueves asistí a la jornada «Gestión del absentismo en la Empresa» en @ADEGI ( http://www.adegi.es ) y entre algunas de las cosas que me llamaron la atención estuvo la palabra motivación relacionada a esa gestión del absentismo. Le he venido dando vuelta a este tema desde entonces ya que la idea de la motivación relacionada a una competencia del jefe o del entrenador para consuelo del trabajador o del jugador es muy recurrente. Y tengo que adelantar, y que quede claro que es una interpretación personal, que no estoy muy de acuerdo con ello sobre la base de que considero la motivación algo, fundamentalmente, interno al individuo y no algo que debamos esperar de un ente externo, ya sean nuestros amigos, jefes, entrenadores o nuestra empresa. Hace un tiempo escuchaba a un entrenador de primera división decir que el papel fundamental de un entrenador no es motivar a un vestuario, sino conseguir no desmotivarlo. Es decir la competencia del entrenador no es ser un motivador, es ser un buen gestor de grupos ¿eso incluye ser un motivador? no lo creo.
Evidentemente, esperar a que alguien externo nos motive es muy cómodo, no está en nuestras manos y, además, si no lo consigue tenemos un claro responsable, el de la acera de enfrente. Al respecto me pregunto ¿cómo es posible esperar que alguien nos motivo si nosotros no estamos internamente motivados? ¿es posible motivar a un trabajador o a un jugador que no se siente motivado por el trabajo que hace o por el partido que juega? Puede ser que durante un perido pequeño resulte pero a la larga, el castillo volverá a derrumbarse porque la base no es solida. No tengo duda de que un entorno agradable, con objetivos claros, con reconocimiento por el trabajo realizado, etc. es un entorno en el que el trabajador se sentirá cómodo pero siempre y cuando este alineada con la motivación de la persona por el trabajo. ¿Cuántas de las personas que actualmente tienen trabajo (desgraciadamente muchísimas menos de las que nos gustaría) están desempeñando un trabajo que les gusta o están, al menos, a gusto en su trabajo? y de éstas ¿cuántas están actuando para lograr cambiar esa situación? En este sentido abogo por el autoliderazgo, basado en la pasión, la humildad, la constancia, la coherencia, la empatía, el error constructivo y, sobre todo, la acción. La frase del mes de octubre en este blog fue «exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorraras disgustos». Pues eso, apliquémonos el cuento. Estoy abierto al debate.